jueves, 11 de septiembre de 2008

“Análisis histórico y comparativo entre mitos y acciones de gobierno”


“Análisis histórico y comparativo entre mitos y acciones de gobierno”
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Periodismo y Comunicación Social
Seminario de Comunicación en Crisis y
Desastres Naturales

Inundaciones en Santa Fe
Abril / Mayo de 2003
Bravo, H. Chena, M. Ledesma, M. Lorda, M. Pérez, J.R. Vivaldi, B. Julio de 2004-.

Introducción
En todo desastre natural se presenta una realidad, que no puede pasar desapercibida ante los ojos del comunicador social. Los medios de comunicación construyen un escenario de lo real cargado de falacias, cuya realidad concreta está exenta de dichos mitos, que son impuestos en la elaboración de los mensajes de los comunicadores y publicados por los medios ante un eventual desastre. Esto trae como resultante un real desafío para nosotros, como futuros profesionales de la comunicación.
Por lo tanto, el objetivo del presente trabajo consiste en sacar a la luz este desfasaje entre la realidad real y la realidad mediática. Esta tendencia de la realidad mediática suma a un desastre una carga aún mayor, que en muchos casos ocasiona una suerte de psicosis colectiva, que tiende a minimizar la capacidad de respuesta frente a la gravedad del desastre. Así nos encontramos con que, los habitantes, además de verse superados por el desastre en sí, se ven afectados por las incoherencias en el accionar por parte de los funcionarios públicos y de los distintos organismos que intervienen en la crisis.

El elemento de análisis que tomaremos como soporte del presente trabajo, para visualizar los mitos y fantasías en torno a esta clase de problemáticas, es el de las inundaciones acontecidas en la provincia de Santa Fe durante los meses de abril y mayo del año 2003. Con el fin de realizar un estudio integral tomaremos diferentes medios de comunicación gráficos. Para reconocer el impacto a nivel nacional: Clarín, La Nación, Crónica, Página 12 e Infobae. Y a nivel regional: Rosario/12, La Capital, El Cronista Regional, Diario Castellanos de Rafaela, Diario El Litoral, La Opinión de Rafaela, RosarioNet e información complementaria proveniente de la Universidad del Litoral



Desarrollo
A través del recorrido de lectura de medios realizado, descubrimos que en cada etapa del hecho, un mito es el que se apropia de la atención de los medios. Son éstos los que, para mantener el interés de la gente en la noticia, instalan nuevos mitos a medida que transcurren los acontecimientos. Es decir, que la noticia es el relato de la construcción que un medio hizo de un hecho, relegándose la realidad de dicho acontecimiento.
Debemos destacar que el impacto del mito esta íntimamente ligado con la concepción cultural que comprende a los habitantes del lugar afectado. Los mitos más conocidos en inundaciones son: los robos en las viviendas abandonadas, conductas antisociales; colectas de todo tipo de elementos; el pedido de voluntarios médicos para asistir a enfermos; el desplazamiento de serpientes; los cadáveres que salen de sus sepulturas y transmiten enfermedades.

Una vez instalados estos mitos, en un desastre, el Estado debe responder, a veces innecesariamente, al pedido de la comunidad del lugar afectado. Y es tal la magnitud que adquieren los hechos que toda la sociedad comprende a estos mitos como una necesidad real y realiza acciones de contribución al igual que el Estado. Los recursos humanos para la administración y distribución de la ayuda no son suficientes y
no están planificados para la solución emergente del problema. El mito por excelencia que prevaleció en la agenda de los medios durante las inundaciones en Santa Fe, fue la donación incongruente por parte de la población. Es decir, la mayoría de los bienes donados resultaron totalmente ineficaces para satisfacer las necesidades inmediatas de los afectados.

“La convocatoria a enviar donaciones de todo tipo provoca –como dicen los técnicos especialistas en emergencias– la "segunda catástrofe": la demanda de lo que se necesita no está dimensionada y lo que se remite a la zona afectada se torna imposible de clasificar por rubros”. Sibila Camps. En Clarín: Mitos y leyendas del periodismo durante las emergencias. Sucede que en una inundación, la sociedad se conmueve y en un intento por ayudar con bienes materiales que se encuentran en desuso en su hogar, cree oportuno
el momento para donarlos, de alguna manera estaría “desechando lo que no le sirve”. Y es aquí, donde aumenta aún más la desorganización, puesto que estas donaciones no serán clasificadas ni por el donante, como tampoco por los actores encargados de recibirlas y trasladarlas. Esto sucede por las deficiencias del Estado en su rol de agente encargado de la planificación de las políticas de respuesta. Entonces, en contramos galpones repletos de mercadería que no fueron en su debido momento suministradas a quien correspondía. Frente a una situación de esta naturaleza el rol que debe asumir el Estado es sumamente participante dado que es el organismo por excelencia que debe garantizar el bienestar de los habitantes. Y su accionar implicaría la exigencia, a los medios de comunicación, de adoptar un criterio unificado en la publicación de los mensajes, estableciendo entre ellos una política comunicacional coherente.

Otro mito relevante en la inundación de Santa Fe, son los robos en las viviendas abandonadas y conductas antisociales. Esto provoca que la gente arriesgue su vida quedándose en su vivienda como modo de prevención ante un posible saqueo. Respuesta del Estado ante este mito “la Policía santafesina prohibió, desde esta noche, la navegación de particulares en horas nocturnas en los barrios evacuados “por
estrictas razones de seguridad y para poder brindar la prevención adecuada”. Por otra parte, se pidió a los vecinos que durante el día “en lo posible se abstengan de navegar” en esos barrios porque “el personal policial patrulla la zona” para prevenir los saqueos”. Diario Clarín, 1 de Mayo de 2003. “Buscan evitar los saqueos en medio de la catástrofe en Santa Fe”. La respuesta del Estado ante este mito puede provocar que desde las fuerzas de seguridad se utilicen estas circunstancias para justificar el abuso de su poder frente a la
vulnerabilidad de los inundados. "Como extraído de un cuadro de otras nefastas épocas argentinas el ejército, la prefectura y la policía, lo rodean y vigilan todo, armados."3, dice Silvina Carnero. Diario Rosario/12, 20 de mayo de 2003. "La Argentina Paralela" Con el transcurrir de los días y la aparición de las primeras víctimas fatales, a la desorganización en el sitio del desastre, se suma la desinformación de la sociedad sometida a una avalancha de noticias de último momento, en que parece disputarse la primicia en la publicación de los datos más truculentos. El hecho señalado llega a niveles tales, que hasta el mismo medio se confunde con lo publicado. La edición minuto a minuto de Crónica digital del día 5 de mayo llegó a registrar a las 4:52, "Ya son 24 los muertos por inundaciones", cuatro minutos más tarde, a las 4:56, informa:
"Ya son 22 los muertos por inundaciones en Santa Fe". La rectificación por la cifra dada con anterioridad, surge de las propias autoridades gubernamentales que permiten que se filtre información, antes de ser corroborada. Este afán por incrementar el número devíctimas fatales alcanza niveles alarmantes en las ediciones de días sucesivos en este mismo medio. El 6 de mayo titula: "Temen que muertos lleguen a centenares". El increscendo continúa hasta el 7 de mayo, cuando publica: "Santa Fe: Habría más de 1000 muertos".

Luego se supo que los muertos por efectos directos de la inundación habían sido 23, pero en esos días en que aún muchos familiares se hallan desencontrados, la publicación de tales cifras sólo contribuye a generar más desolación y angustia. Esto responde a la necesidad empresarial de los medios de incrementar sus ingresos, basándose en la morbosidad que tiende a aumentar las ventas, al atraer la atención de los potenciales lectores. Durante las primeras semanas el número de muertos y desaparecidos que por momentos tiende a confundirse y equipararse –algo que, no poco, tiene que ver con nuestra historia y con la connotación que el término "desaparecido" adquiere para los argentinos, luego de la última dictadura– se convierte en el leitmotiv de los principales titulares en la mayoría de los medios consultados. El 6 de mayo, el diario "Crónica" titula: "INUNDACIONES: AUN HAY 48.975 "DESAPARECIDOS"". Las comillas
aumentan la suspicacia en torno al número de muertos. En respuesta a esta morbosidad mediática, el gobierno en lugar de centralizar el manejo de la información y evitar que se siembre, aún más, el caos y la incertidumbre, se anticipa y mitifica el desastre tratando de deslindar responsabilidades. En la edición
del viernes 2 de mayo del diario "La Opinión" de Rafaela (Santa Fé) se publica el siguiente título: "De la misma magnitud que lo de las Torres Gemelas" y aclara: "El gobernador Reutemann aseguró que lo sucedido "es de la misma magnitud que para Nueva York fue el atentado del 11 de setiembre de 2001"". La declaración fue reproducida por casi todos los medios regionales y nacionales. El 23 del mismo mes en
una entrevista otorgada por el funcionario al Diario "Rosario/12", el reportero le señala la comparación que él ha hecho de la inundación de Santa Fe con el atentado a las Torres Gemelas y le pregunta quién es el Bin Laden en este caso. Reutemann responde: "La naturaleza." La atribucción a las fuerzas irracionales de la naturaleza de lo que podría haberse previsto y mitigado, seduce a los medios que no dudan en publicar toda
insensatez que salga de la voz oficial.

En los días siguientes, con la bajada de las aguas y el regreso de algunos a sus hogares, mientras otros permanencen en los centros de evacuados en muchos casos, en condiciones de hacinamiento, la atención se centra en los focos de contaminación por la basura que ha quedado acumulada en las calles. Se llega a crear una verdadera psicosis que pronostica toda una serie de calamidades y preocupan a la comunidad. Ésta exige delas autoridades, medidas tendientes a paliar la situación.

Muchas de estas medidas se toman sin medir su verdadera eficacia. Así se implementan campañas de vacunación, más como un mecanismo de apaciguamiento de la población que por una fundamentada necesidad. El diario "La Capital" de Rosario, en su edición del 10 de junio publica: " Leptospirosis, una endemia en Santa Fe .Confirman 110 casos y una cantidad similar es investigada. Miles de personas quedaron expuestas a una gran masa de agua infectada durante la inundación del río Salado." (entre ellos el
mismo Reutemann) La leptospirosis constituye sólo una, de una larga lista de patologías, por las que la comunidad empieza a temer. Del análisis de todos estos mitos construidos o retroalimentados por los medios
de comunicación y de las acciones de gobierno que, en cada caso, han dado respuesta a los mismos, extraemos las siguientes conclusiones: Resulta de fundamental importancia que el mensaje a destinar sea recepcionado con claridad por los habitantes, para ello será necesario construir mensajes coherentes
para lograr que proporcione el efecto deseado y de este modo evitar confusiones y contradicciones, que retrasarían el proceso de prevención. Sin ánimo de caer en la mitigación.

Sería importante la creación de una comisión preventiva interdisciplinaria formada por profesionales que sean quienes construyan los mensajes: psicólogos, comunicadores sociales, antropólogos, trabajadores sociales, médicos, químicos, etc; lo que garantizaría la autenticidad de la información, no habría varios discursos sobre un mismo tema, sino un sólo discurso fundamentado, que de respuestas al abanico de dudas
que le surgen a una persona cuando se encuentra en un estado de vulnerabilidad, siendo que su vida está en riesgo. El profesional de Planificación en Comunicación tiene una especificidad que está dada por la capacidad de interconectar campos y saberes, aquello que aparentemente no tiene conexión. La función como especialistas en la comunicación es articular esos campos específicos de las diferentes áreas de saberes con la comunidad, con el Estado y con las ONGs.

En el caso específico del que nos ocupamos, se dijo que la provincia de Santa Fe no estaba preparada para afrontar el desastre. Eso es tan cierto como que "No hay peor desastre que el que ocurre en época electoral". El alerta existía desde hacía bastante tiempo. Según el climatólogo Dr. Norberto García, de la Universidad Nacional del Litoral, "el exceso de agua se estaba previendo desde mayo-junio del año pasado en los foros climáticos". El Instituto del Agua venía anunciando desde enero, la crecida del río por encima de los niveles medios, registrados en años anteriores . Las condiciones meteorológicas de la última semana señalaban el alerta. El gobierno prefirió hacer oídos sordos. El río no esperó. Apenas concluídos los comicios del domingo 27 de abril, los primeros santafesinos en autoevacuarse debieron abandonar sus hogares. El lunes 28 los medios seguían ocupados en los resultados de los comicios, aunque la situación ya era alarmante. El martes 29, el intendente de Santa Fe desalentó la evacuación masiva. Se equivocó. Las autoridades gubernamentales trataron de deslindar resposabilidades. El gobernador, Carlos Reutemann, relevó de su cargo al director de Obras Hidráulicas provincial, Carlos Alberto Fratti.

Lo que prevaleció desde el gobierno fueron la falta de prevención, planificación y organización. Aún cuando los hechos hubiesen sido imprevisibles, que no lo fueron, era esperable la resolución inmediata de aquellas alternativas cuya planificación no estaban contempladas. Primó en cambio la necesidad de salvar a cualquier costo la imagen pública, volatilizada por el desastre. Su acción no sólo perdió efectividad y eficiencia sino que, en muchos casos, entorpeció las tareas de la comunidad organizada solidariamente. Lo que dominó desde los medios fue la desinformación, la falta de corroboración de las informaciones vertidas, la apelación
inescrupulosa a la morbosidad para incrementar las ventas, la sumisión al juego de uno u otro bando político, a través de informaciones que incrementaron, en ambos casos, la angustia de las víctimas y el desconcierto de la población en general. Cabe una reflexión más en relación a algunos mecanismos que se reiteran en sucesivas gestiones y frente a diferentes circunstancias críticas. Las fuerzas armadas, al menos las argentinas, no están psicológicamente capacitadas para intervenir en este tipo de situaciones, ni tampoco la sociedad está preparada para aceptar su intervención. Intentar su integración al resto de la comunidad en situaciones de este tipo, no suele tener resultados felices. Sólo si existe una planificación y capacitación previa de las mismas, su función podrá llegar a ser de utilidad, siempre y cuando formen parte de un plan estratégico coordinado por la comisión preventiva interdisciplinaria, antes señalada.

No es menos cierto, que toda obra de infraestructura debería ser evaluada en cada instancia, para determinar el grado de impacto ambiental con el que puede afectar a la región, ante situaciones como la
que se detalla. Es sabido que las defensas de contención de la ciudad al estar inconclusas, se convirtieron en una verdadera trampa. Una adecuada planificación evitaría que estas obras se vean afectadas por el curso de la política.. Estas dos últimas referencias, una institucional y otra técnica, nos dan una pauta del amplio campo, que el profesional de la comunicación debe ser capaz de articularpara poder hacer de vaso comunicante entre ellos, la comunidad y el Estado. De aquí la importancia de la formación interdisciplinaria, de quien se proponga oficiar de puente de comunicación social, ya sea para el reporte del presente o para la planificación del futuro.

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